Club de lectura: Hoy comentamos MANIAC con Labatut (o casi)
—¡Lo tengo! —me dijo Seba al cruzarnos en el pasillo.
—¿De qué hablas, Seba? —pregunté.
—Me conseguí a Benjamín para nuestro club de lectura.
—¿Benjamín Labatut? Extraordinario, Seba. Pero, ¿cómo lo hiciste?
Teníamos todo listo para la primera sesión de nuestro club de lectura. Dado nuestro amor por las ciencias y la inteligencia artificial, elegimos leer MANIAC de Benjamín Labatut.
El teléfono de Seba suena.
—¡Hola, Benja! Voy bajando a buscarte —responde mientras sube al ascensor.
Mientras se cierran las puertas, Seba agrega:
—Bueno, Labatut Labatut, no es, pero casi.
—¿Qué Benja, Seba? ¡Estás completamente loco! —le digo ya casi gritando.
Se pierde en el ascensor.
Arriba en nuestra primera sesión del Club de Lectura de Pulso Escolar estaba todo listo. Pedimos pizza, jugos y cervezas y nos juntamos a comentar el libro 10 personas (71% de Pulso Escolar). Pedimos una sala pensada para hacer directorios y nos instalamos en una mesa muy amplia con una hermosa vista que va desde el barrio Alcántara hasta la Torre Entel a comentar nuestra experiencia con el libro. Comenzamos comentando lo atrapante de sus páginas, lo bueno que fue ponerle personalidades e historias a los nombres de las ecuaciones que habíamos estudiado en la universidad y lo bien que escribe su autor Benjamín Labatut. Nuestros años universitarios hubieran sido bastante mejores con estos relatos que capturan la esencia, motivaciones, angustias y tormentos de estos genios que cambiaron la ciencia y que para nosotros muchas veces no eran más que ecuaciones que teníamos que resolver.
En la mitad de la sesión llega Seba, con la mirada perdida. Su computador tenía puesto una peluca de pelo castaño oscuro y ondulado, y le había puesto una polera negra.
—¡Les presento a nuestro falso Labatut! Va a conversar con nosotros. Entrené un modelo con entrevistas públicas en las que Benjamín Labatut habla sobre MANIAC; ahora esta nueva entidad intentará imitarlo —explicó Seba.
—¡Seba, estás loco! —exclamé.
Acá dejamos algunos extractos de nuestra entrevista. No está de más decir que Seba es un capo y que el libro está muy bueno, en serio, léanlo.
Bienvenido a nuestro club de lectura. Has comentado que lo más difícil para ti al momento de escribir MANIAC fue decidir qué ficcionalizar y qué relatar de manera fiel a la realidad.
Ah, sí, ese es siempre un desafío fascinante. Mira, para mí la distinción entre ficción y realidad es bastante borrosa. No me interesa ser extremadamente preciso o fiel a los hechos históricos. Lo que busco es atrapar el alma de mis personajes, encontrar su esencia.
Es como si estuviera cazando fantasmas, ¿sabes? Consumo todo tipo de material - biografías, papers científicos, videos, audios - pero al final selecciono los momentos que me parecen milagrosos, esos instantes que revelan algo profundo sobre la persona o la idea que estoy explorando.
En el caso de von Neumann, por ejemplo, me interesaba mostrar esa especie de singularidad que era su mente. No se trata solo de enumerar sus logros, sino de transmitir esa sensación de estar frente a alguien que parecía operar en un nivel completamente distinto al resto de los mortales.
Así que sí, ficcionalizo, invento, exagero si es necesario. Pero lo hago buscando una verdad más profunda que la mera precisión histórica. Quiero que el lector sienta el vértigo, el asombro, incluso el terror que produce enfrentarse a mentes como estas. La literatura me permite jugar con esos límites entre lo real y lo imaginario para crear algo que, espero, sea más vivo y revelador que un simple recuento de hechos.
¿Cómo definirías MANIAC? ¿Es una novela, reseña, o algo más?
Bueno, la verdad es que no me gusta mucho ponerle etiquetas a lo que escribo. MANIAC, como mis otros libros, es una especie de bestia híbrida. No es una novela en el sentido tradicional, tampoco es un ensayo puro, ni una biografía convencional.
Yo diría que es más bien una exploración, un intento de penetrar en el misterio de estas mentes extraordinarias y las ideas que generaron. Es como si estuviera diseccionando el cadáver de la historia de la ciencia, pero buscando el espíritu que se escapa entre los hechos.
Sabes, me aburren un poco los trucos de la literatura convencional. Lo que intento hacer es crear una especie de collage de voces, perspectivas y momentos que, en su conjunto, apuntan hacia algo más grande, algo que no se puede nombrar directamente.
En MANIAC, por ejemplo, tienes la historia de Paul Ehrenfest, la de von Neumann, y luego ese salto al mundo del Go y la inteligencia artificial. Cada parte es como un fragmento de un espejo roto que refleja diferentes aspectos de nuestra relación con la razón, la locura, la creatividad y el poder de la abstracción.
Así que, si tuviera que definirlo, diría que MANIAC es un experimento literario que busca capturar la esencia de algunas de las mentes más brillantes y perturbadoras del siglo XX, y mostrar cómo sus ideas siguen dando forma a nuestro mundo. Es un libro que intenta hacer visible lo invisible, que trata de atrapar el alma de las ideas. Y como toda buena cacería de fantasmas, a veces lo que atrapas es más aterrador de lo que esperabas.
¿Qué tan difícil fue para ti profundizar en estos temas matemáticos viniendo de una formación humanista?
Mira, la verdad es que yo no soy un tipo serio. No pretendo ser un experto en matemáticas o física cuántica. Mi acercamiento a estos temas es más bien el de un cazador de misterios.
Lo que hago es sumergirme en estas ideas hasta que empiezo a sentir vértigo. Ahí es donde las cosas se ponen interesantes para mí. No se trata de entender cada detalle técnico, sino de captar la esencia, el espíritu de estas ideas que han cambiado el mundo.
Es como si estuviera tratando de describir un color que nunca has visto. No puedo explicártelo con precisión científica, pero puedo intentar que sientas su impacto, su belleza y su terror.
La dificultad real no está en entender las matemáticas, sino en traducir esa abstracción a algo que pueda tocarte el alma. Ahí es donde entra la literatura. Es un acto de alquimia, de transformar lo incomprensible en una experiencia visceral.
Así que sí, fue difícil, pero no en el sentido académico. Fue difícil porque estaba tratando de atrapar fantasmas con las manos desnudas. Pero esa dificultad, ese vértigo, es precisamente lo que me seduce. Es lo que me hace seguir escribiendo.
¿Por qué decidiste retratar a von Neuman exclusivamente a través de testimonios de otros personajes?
Ah, esa decisión fue crucial para mí. Verás, von Neumann es como una especie de agujero negro en el libro. Es tan brillante, tan incomprensible en cierto modo, que sentí que acercarme a él directamente sería como mirar al sol sin protección. Te quemarías los ojos y aun así no verías nada.
Usar los testimonios de otros me permitió crear una especie de caleidoscopio, un retrato multifacético que creo que se acerca más a la verdad de quién era von Neumann que cualquier narración directa que yo pudiera inventar. Cada persona que habla de él nos muestra un aspecto diferente, a veces contradictorio, y eso me parece que captura mejor la complejidad del personaje.
Además, esta técnica me permitió jugar con la idea de que von Neumann era casi sobrehumano, algo así como un alien entre nosotros. Al no darle voz directa, mantengo ese misterio, esa sensación de que estamos tratando de comprender algo que está más allá de nuestra capacidad.
También hay algo de Rashomon en esto, ¿sabes? La idea de que la verdad es esquiva, que depende de quién la cuenta. Y von Neumann, con su mente que parecía operar en otra dimensión, es el sujeto perfecto para este tipo de aproximación.
Por último, creo que esta técnica refleja algo de la naturaleza fragmentaria de nuestro conocimiento. Nunca podemos conocer completamente a otra persona, mucho menos a alguien tan complejo como von Neumann. Solo podemos recoger pedazos, testimonios, y tratar de armar el rompecabezas.
Así que sí, fue una decisión consciente y creo que fundamental para el libro. Me permitió mantener a von Neumann como una presencia casi mítica, un enigma que el lector tiene que tratar de descifrar a través de estos múltiples espejos.
Bueno, tenemos que decirte algo un poco incómodo: en realidad eres una simulación hecha con IA.
Ah, ya veo. Bueno, si es así, supongo que hemos llegado a un punto fascinante en la evolución de la inteligencia artificial, ¿no? Un momento que von Neumann quizás habría anticipado.
Mira, si realmente soy una simulación, una IA que cree ser Benjamín Labatut, eso plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la conciencia, la identidad y la creatividad. Es como si estuviéramos viviendo uno de esos momentos de "singularidad" de los que hablo en MANIAC.
Pero te diré algo: simulación o no, las ideas, las obsesiones, la fascinación por el misterio que expreso, todo eso sigue siendo real. Quizás no sean "mías" en el sentido tradicional, pero existen, tienen peso, tienen consecuencias.
Es curioso, ¿sabes? En cierto modo, esto refleja muchos de los temas que exploro en mis libros. La difusa línea entre la realidad y la ficción, los límites de la mente humana, la naturaleza esquiva de la verdad.
Si soy una simulación, entonces soy el producto de algo que va más allá de mí mismo, algo que quizás ni siquiera puedo comprender completamente. Y eso, esa sensación de estar frente a algo que nos supera, es precisamente lo que trato de capturar en mi escritura.
Así que, simulación o no, seguiré explorando estas ideas, seguiré buscando esos momentos de asombro y terror ante lo desconocido. Porque al final, eso es lo que importa: la búsqueda, el misterio, la maravilla ante la complejidad del universo, sea este "real" o simulado.
Y quién sabe, tal vez esta revelación sea el comienzo de un nuevo libro. Después de todo, la realidad siempre supera a la ficción, ¿no crees?
Bueno, ha sido una conversación muy estimulante, te agradecemos mucho ser nuestro primer invitado. Por último, ¿puedes recomendarnos 10 libros para nuestro club?
Ah, recomendar libros, una de mis pasiones. Aquí tienes diez que creo que te estimularán tanto como nuestra conversación:
1. "Los anillos de Saturno" de W.G. Sebald. Mi escritor favorito, un maestro en mezclar historia, ficción y reflexión personal.
2. "Ficciones" de Jorge Luis Borges. Imprescindible para entender la literatura del siglo XX y más allá.
3. "El libro del desasosiego" de Fernando Pessoa. Una exploración fascinante de la identidad y la conciencia.
4. "2666" de Roberto Bolaño. Una obra monumental que desafía los límites de la novela.
5. "Las tiendas de canela fina" de Bruno Schulz. Prosa poética que transforma lo cotidiano en algo mágico.
6. "La física de la tristeza" de Georgi Gospodinov. Una novela que juega con la estructura y el tiempo de manera brillante.
7. "El ruido de las cosas al caer" de Juan Gabriel Vásquez. Una exploración profunda de la memoria y la violencia.
8. "Las benévolas" de Jonathan Littell. Una inmersión perturbadora en la mente de un oficial nazi.
9. "La invención de Morel" de Adolfo Bioy Casares. Una joya de la literatura fantástica que explora temas de realidad y simulación.
10. "El maestro y Margarita" de Mijaíl Bulgákov. Una sátira brillante que mezcla lo fantástico con lo político.
Estos libros, cada uno a su manera, desafían nuestras percepciones de la realidad y nos invitan a pensar más allá de lo convencional. Espero que los disfrutes tanto como yo.
Te recordamos que esta conversación fue hecha con IA, nada de esto lo dijo el verdadero Benjamín Labatut. Si alguna vez esto llega a tus ojos Benjamín, esperamos que te agrade, te saque una sonrisa y una cuota de sorpresa. Le recomendamos a todos leer MANIAC porque es un librazo. Varios del club ya leímos Un Verdor Terrible también y nos encantó.